Adaptación, sumisión y rebeldía

Esta es otra de las vertiente de nuestro niño interior.

A menudo nos encontramos con que nos hemos de enfrentar con obligaciones, deberes, trabajos, "cumplir con los demás", etc.,

¿Qué ocurre cuando no nos apetece hacer una cosa, pero sabemos que SE TIENE que hacer?  Por ejemplo, fregar los platos o ir a visitar a una persona "por compromiso".

Pues la capacidad de adaptación a las situaciones nos facilitará asumir estas tareas con buena cara y sacárnoslas de encima, cuanto antes mejor.  Esto es la adaptación positiva.

Y esta es una de las cosas que nos enseñan los padres: A "acatar" las obligaciones.  Esto, no obstante, si hemos tenido un "padre crítico positivo", una figura adulta que nos ha explicado amablemente la diferencia entre hacerlo y no hacerlo, y las consecuencias que se desprenden de ello.

Pero la adaptación tiene dos vertientes más, ambas negativas: la sumisión y la rebeldía.

La persona sumisa es aquella que siempre cede, que se adapta a los demás, que es incapaz o le cuesta mucho defender sus derechos, que se deja pisar fácilmente.  Siguiendo con el ejemplo anterior, el sumiso, también acabará fregando los platos, pero lo hará de mala gana, sintiéndose explotado o humillado.

Las personas muy sumisas o sobreadaptadas acostumbran a tener padres o madres muy críticos negativos: descalifican todo lo que hace el niño, le desvalorizan, incluso se ríen de él o le insultan.  Si la persona crece en ese ambiente y no hace un cambio, se convierte en una persona sumisa y manipulable.  Irá por el mundo con sentimientos de inferioridad y sintiéndose obligada a complacer a los demás, a no contradecirles.

La semana que viene, la otra cara de la moneda: el rebelde.

Telf.: 605 52 52 81

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Entradas populares