Las 9 frases de tus padres que te marcaron


Hay frases que se repiten generación tras generación, que todos hemos escuchado alguna vez. Nos marcaron, para bien o para mal. Nos convirtieron en las personas que somos. Veamos cuales son.

         Puedes hacerlo mejor. Es necesario que nos corrijan para que mejoremos. Y también para que nos atrevamos a intentarlo y confiemos en nuestras capacidades.
         Nunca haces nada bien. Es la variante negativa a la anterior. Destruye la autoestima y no ayuda a crecer. Corregir, sí. Menospreciar, jamás.
         Qué bien lo has hecho. Un reconocimiento, un elogio, son el mejor premio para el esfuerzo y el trabajo bien hecho.
         ¡Pero cuánto te quiero! El cariño incondicional es necesario para sentirnos seguros y apoyados. Su ausencia total causa importantes trastornos.
         Pues ahora no te quiero. No hay peor chantaje emocional para un niño. Lo peor es que se lo cree, y que hará cualquier cosa con tal de no perder algo tan valioso como el cariño de los padres. Se debe educar sin caer en la manipulación emocional.
         ¡Ya te lo hago yo! Las personas deben intentarlo, equivocarse, caer y levantarse ellas solas. Si siempre me lo solucionan todo, no aprenderé.
         A mi hijo no le faltará nada. La vida real está llena de pequeñas frustraciones, de carencias. Algunos padres, que vivieron situaciones precarias, pretenden colmar a sus hijos de todos los caprichos que les pidan. Con ello, no les están enseñando a manejar la frustración ni a acostumbrarse a que también existe el “no”.
         Pide permiso para levantarte. Los convencionalismos sociales se aprenden. Después, de mayores, ya decidiremos cuáles seguimos y cuáles no. Me he encontrado con personas que recibieron una educación tan anti-convencional que de adultos no saben manejarse en situaciones sociales como por ejemplo una comida formal o un funeral.
         ¡Cuidado! No me refiero aquí al grito de advertencia ante un peligro inminente. Me refiero a esos padres que están continuamente diciendo “cuidado” por todo, sin más explicación. El niño, no sabrá dónde está el peligro, y puede volverse ansioso y temeroso de todo, o, por el contrario, despreocuparse totalmente.






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