5 formas de expresarse de nuestro niño interior


Todos tenemos un niño o niña interior dentro de nosotros. A veces escuchado y amado, otras veces rechazado y olvidado. Pero ¿de qué formas se manifiesta? ¿Y qué pasa cuando no le escuchamos?

1. La libre expresión de los sentimientos

El niño o niña, cuando nace, tiene la capacidad de expresar libremente las diferentes emociones y sentimientos: tristeza, rabia, miedo, alegría y muchos otros. Es la sociedad, con sus normas, la que regula, modera y “maquilla” esta expresión. Por un lado, perdemos expresividad, pero también es necesario este orden establecido, pues no podemos ir por el mundo, por ejemplo, agrediendo a las personas que no nos gustan o rompiendo cosas si estamos enfadados.
Qué sentimientos están “permitidos” y cuáles están más reprimidos, tiene que ver con el entorno cultural, y de forma más inmediata, con el contexto familiar. Así pues, hay familias donde, por ejemplo, está muy mal visto enfadarse y levantar la voz. Las personas que crezcan dentro de esta familia, de mayores tendrán verdaderas dificultades para contactar con el sentimiento de rabia. De la misma  forma, hay familias o culturas donde está mal visto llorar, tener miedo, o expresar la alegría de forma notoria.

2. El egocentrismo

Es el resultado de una crianza excesivamente centrada en el niño o niña. Las personas que han sido hijos únicos o, por ejemplo, el único niño en medio de varias niñas, o viceversa, son tratados desde pequeños como “seres especiales”, merecedores de las mejores atenciones. Esto fomenta el egoísmo y el egocentrismo, que son expresiones negativas de nuestro niño interior.

3. La adaptación

Los niños han de obedecer. Deben adaptarse a las normas que les imponen los mayores. Cuando esta adaptación se hace de forma positiva, es decir, hacia cosas que son beneficiosas para el pequeño, lo llamamos adaptación positiva: por ejemplo, la adquisición de hábitos higiénicos, alimentarios, de estudio, es necesaria y positiva, e implica una adaptación por parte del niño o niña a las normas.

4. La sumisión

Hablamos de sumisión cuando la exigencia de adaptación por parte de los adultos es excesiva, obligando al niño a doblegarse ante cualquier exigencia que le hagan, cuando no se deja ninguna opción de que el niño o niña pueda decidir, o hacer las cosas por sí mismo.

5. La rebeldía

Es el intento de sublevación que hacen los niños ante las imposiciones de los adultos. Varía de unas personas a otras. Algunos, se rebelan sistemáticamente a cualquier orden, sea coherente o no, otros sólo lo hacen cuando la exigencia es muy grande. Algunos pasan por épocas rebeldes sólo durante la adolescencia, y otras personas serán rebeldes toda su vida.




NOTA: Si te ha gustado este artículo, compártelo con tus amigos y deja tus comentarios.


No hay comentarios :

Publicar un comentario

Entradas populares