Hay personas que parece que su vida es un drama
constante: todo les pasa a ellos, se lamentan constantemente y, en
consecuencia, parece que todo el mundo les tenga que ayudar. Veamos algunas de
sus características:
1. Actúa como si
tuviera menos recursos que los demás.
2. Provoca a los
otros para que le humillen, utilicen o hieran.
3. Envía mensajes
del tipo “estoy indefenso”, “no sé si podré...”
4. Olvida de forma
conveniente y se hace el desconcertado.
5. Considera que los
demás tienen más capacidades que él y se menosprecia.
6. “Todo me
sale mal” (patoso): consigue llamar la atención, el refuerzo negativo (es
preferible eso a que le ignoren) y también elude responsabilidades, porque se
gana mala fama y nadie le pide que haga nada.
7. “Tienes
razón, soy tonto” (“Dame una patada”). Llama la atención y se gana el refuerzo
negativo.
8.
“Abandonado y engañado”: cree que todo el mundo le deja de lado, que no le
tienen en cuenta, etc. Obtiene un refuerzo de lástima.
9. “Siempre
me pasa lo mismo”: Obtiene un refuerzo de “yo no puedo, soy menos”.
10. “¿Cómo
se sale de esto?”: “Yo no puedo, no tengo capacidad para salir solo”. Consiguen
provocar lástima y que alguien se lo solucione.
11. “Yo no
tengo salida”: Alguien buscará soluciones por él.
12. “Qué se
puede esperar de mi” (Patita de palo): se menosprecia y no asume
responsabilidades.
13. “Ya lo
he intentado”: Aunque sin demasiado esfuerzo, porque en realidad lo que quiere
es perpetuar su rol de víctima.
Es difícil romper su juego, porque no quieren
“crecer”, están anclados en su rol de dejar que los demás solucionen las cosas
y tomen las decisiones por ellos.
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