La vida conlleva una constante toma de decisiones,
la mayoría cotidianas y simples, y otras complejas y trascendentales. Pero ¿qué
factores nos influyen a la hora de tomar una decisión?
1. La carga cultural: La
influencia de la sociedad en la que vivimos, con sus normas, convencionalismos,
lo que está bien visto y no..., nos influye más a unos que a otros, dependiendo
de nuestra personalidad. Pero, poco o mucho, son un factor a tener en cuenta
cuando tomamos una decisión, desde “qué ropa me pongo” hasta “qué profesión
elijo”.
2. Los mensajes de los padres: Qué
esperaban los padres de nosotros, qué objetivos y metas hemos de lograr en la
vida (ser felices, o tener dinero, o tener éxito, o ser muy trabajadores...)
cómo debemos comportarnos, etc. también tendrá su peso específico a la hora de
decidir.
3. Las necesidades y deseos: Qué
quiero, qué deseo, qué necesito... Si bien es importante plantearse de vez en
cuando qué necesito, o qué deseo, hay personas que lo hacen más a menudo que
otras, y hay quien no lo hace jamás.
4. El cuidado de mí mismo: No todas
las personas tenemos incorporada de la misma forma la capacidad de cuidarnos:
para algunos, es prioritario tener en cuenta la salud, la seguridad, etc. a la
hora de decidir. Para otros, es algo totalmente secundario.
5. Los sentimientos: Tanto lo
que sentimos hacia los demás como hacia nosotros mismos, cómo nos sentimos ante
una decisión, puede dificultar o facilitar que la tomemos en un sentido u otro.
6. La propia capacidad de decisión: Hay
personas que toman decisiones con facilidad, y hay otras que necesitan mucho
consejo y apoyo.
7. El miedo a equivocarme: Los
miedos suelen interferir en las decisiones, máxime cuando estas son importantes.
Pero no deberían paralizarnos, hemos de aprender que toda decisión implica un
riesgo y deberemos correrlo para seguir avanzando.
8. La impulsividad: En el
otro extremo están las personas que no piensan a la hora de decidir, actúan de
forma impulsiva. Dejan el éxito de su decisión al azar.
Una decisión razonada y madura, será aquella que dé
prioridad a los intereses, al sentido común, por encima de las influencias
externas y de las emociones y los deseos. La decisión madura es aquella que
tiene en cuenta todos los aspectos posibles. Y eso no es garantía de que no me
pueda equivocar, pero al menos será una decisión razonada y con fundamento.
La persona equilibrada es aquella que escucha a su
niño interior, tiene en cuenta las normas de la sociedad que le rodea, sabe
cuidarse y cuidar a los demás y puede pensar, decidir y actuar por sí misma.
NOTA: Si te ha gustado este artículo, compártelo con tus amigos y deja tus comentarios.
No hay comentarios :
Publicar un comentario