La
persona auto-destructiva.
Es
una persona que es consciente de que está mal, pero como cree que la
vida no vale la pena, piensa que no hace falta esforzarse en mejorar.
Su actitud vital es auto-destructiva. Los sentimientos que tiene
hacia sí misma, hacia los demás y hacia el mundo, son negativos. No
acostumbra a pedir ayuda y si se le quiere ayudar, lo rechaza.
Juegos
habituales
- Mejor no pensar ni sentir. (Frecuentemente caen en el alcohol, las drogas…) Así no piensan ni sienten.
- Deben tomarme como soy. (La sociedad, los tribunales, los trabajadores sociales…).
- No hay justicia. (Es frecuente que se quejen de que nadie les ayuda, que la vida no es justa con ellos, pero cuando se les quiere ayudar no se dejan).
- Me han hecho así. No soy culpable. (Atribuyen su estado a la mala suerte, la familia, su infancia, a la sociedad… pero no asumen ninguna responsabilidad de sí mismos).
- El “muerto viviente”: es una persona tan inactiva, que es como si estuviera muerta en vida. Piensa que la vida no tiene ningún sentido, pero tampoco hace nada para cambiar.
- Deportes de riesgo: En el otro extremo, tenemos a la persona que está siempre viviendo al límite, poniéndose en peligro, haciendo cosas arriesgadas. Es otra forma de actuación auto-destructiva.
- La “mala vida”: la persona que lo hace todo para tener mala salud: alimentarse mal, dormir poco, no hacer deporte, abusar de los tóxicos (tabaco, alcohol, medicamentos…). Es una forma inconsciente de decir “la vida no me importa”.
Como
en los otros tipos de víctima, la forma de contrarrestarla pasa por
apelar a su capacidad de razonamiento y reforzar su autoestima. En
los casos en que hay una problemática asociada de adicciones, se
tendrá que empezar por tratar esto, y, a ser posible, apartarles de
su ambiente habitual para evitar que recaigan.
Aparte
de las personas con adicciones, cuando encontramos a una persona con
estas características, acostumbra a ser depresiva habitual. Se puede
intentar hacerle ver, que no todo el mundo piensa como él, que hay
muchas personas que valoran la vida y valoran todo lo que tienen.
También se puede apelar a sus deseos internos e invitarle a que
luche para conseguirlos, que encuentre motivos para disfrutar de la
vida.
Cuando
tenemos a una persona así cerca de nosotros, es importante que no
nos dejemos arrastrar por su negatividad y su tendencia
auto-destructiva, pensando que eso es su decisión personal y no
tiene por qué ser la nuestra.
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