La adolescencia y la crisis de maduración



Durante la infancia, el niño o niña, va recibiendo diferentes informaciones:

  • La família y el entorno del niño, le transmiten los valores sobre lo que está bien y mal, qué debe conseguir en la vida, qué cosas se valoran dentro de su ámbito, cómo hay que conseguir las metas, etc.
  • También se transmiten los prejuicios. La forma de pasar los mensajes, no solamente es verbal: los niños se fijan mucho en las actitudes, toman buena nota de qué hacen y cómo lo hacen los adultos que tienen alrededor. Ellos van registrando buena parte de la información que les rodea.
  • También tienen mucha importancia los comentarios que la família hace sobre terceras personas. Los elogios o críticas a los demás.
  • Digamos que, la família en primer lugar y el resto del entorno en segundo, son las fuentes de donde se nutre el niño o niña para aprender los valores.

Cuando llega la adolescencia, el joven tendrá que «decidir quién es». Para ello, debe tomar distancia de la família. Para afirmar su propia personalidad, ha de hacer una profunda revisión de los valores que le han transmitido. Ha de empezar a pensar por sí mismo y aceptar o rechazar los diferentes valores. Esto crea una profunda crisis de identidad:

    • ¿Quién soy?
    • ¿Qué haré con mi vida?
    • ¿Qué quiero estudiar?
    • ¿Quiero dejar de estudiar y ponerme a trabajar?
    • ¿Me gustan los chicos o las chicas?
    • ¿Qué tipo de chicos o chicas me gustan?

Es lo que se denomina, la crisis de maduración.

La adolescencia se inicia con la pubertad, que marca el principio de los cambios fisiológicos y hormonales, hacia los 11 o 12 años, y se acaba hacia los 18 o 20, dependiendo de cada persona, cuando el joven ha conseguido reafirmarse, y ha decidido quién es y cómo es.

Dentro de todo este proceso, el grupo es más importante que el indivíduo: se escucha la opìnión de los amigos, del grupo. Es la época del «mejor amigo», de «la amiga del alma». Hay una sobrevaloración de la amistad. Y también es la época de los ídolos, aquellas personas que parecen ser absolutamente perfectas y que se toman como modelos.

El adolescente, a menudo se encuentra perdido, desorientado y piensa que los padres no le entienden, sólo los amigos, que están en la misma situación, son capaces de entenderlo.

El adolescente hace un juicio del mundo, de la gente, y de sí mismo para definirse como persona.

 

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