Las 6 claves de la crisis de los 40



La crisis de la mediana edad, o crisis de los 40, se fundamenta en 6 aspectos principales, que a menudo nos hacen replantear el sentido de nuestra vida y ocasionan una pequeña (o gran) revolución.

  1. El trabajo: Aparte de la crisis económica y las situaciones de paro laboral, las personas, de jóvenes, tienen aspiraciones y sueños de llegar a un lugar determinado en su trabajo. Hay un punto en que, por diversas razones, se prevé que «no se llegará más lejos». Esto supone tener que aceptar una realidad que no es fácil, y que puede ocasionar una verdadera crisis en algunas personas, sobre todo, en aquellas que han centrado su vida en el trabajo.

  2. La vocación: Nuestra vocación era una, y el trabajo que no tuvimos «más remedio que aceptar» puede ser bien diferente. Hoy en día es casi un lujo poder trabajar en aquello que nos gusta y que además nos podamos ganar la vida con ello. A menudo hemos tenido que renunciar a nuestra vocación debido a las dificultades que nos hemos encontrado y/o por motivos económicos. Esta renuncia, a la larga, «pasa factura». Es cuando una mañana nos levantamos y nos damos cuenta de que no nos gusta nuestro trabajo, que nos sentimos frustrados por no poder desarrollar nuestra vocación y además tenemos la sensación de que el tiempo pasa, que nos hacemos mayores y que cada vez estamos más lejos de nuestros proyectos y sueños.
  1. La pareja: En la etapa joven hay una cierta idealización de las relaciones de pareja. La vida de pareja atraviesa diferentes etapas y es fácil que se caiga en la monotonía y el distanciamiento. Nuestra pareja quizá es nuestro puntal, allá donde encontramos refugio, estimación, complicidad… pero cuando esto no es así, se produce una crisis, que muchas veces confluye en esta crisis de la mediana edad.

  2. Los hijos: Quien aún no los tiene, a los 40 tendrá que tomar decisiones definitivas. Quien los tiene pequeños, se ve condicionado a nivel de tiempo libre, elecciones de ocio, economía, incluso a la hora de elegir un trabajo o desarrollar su vocación. Si son adolescentes, se generan nuevas situaciones, que algunas veces pondrán a prueba la solidez de la pareja.

  3. Los valores: Hay valores inamovibles, pero a lo largo de la vida vamos haciendo revisión de valores. Si a los 20, experimentar y tener una vida llena de dinamismo son valores importantes, a los 40 eso seguramente ha pasado a un segundo plano y valoramos más una conversación tranquila o la compañía en una excursión.
  1. Las prioridades: ¿El trabajo? ¿La familia? ¿La vocación? ¿Los amigos? ¿Las aficiones? ¿A qué damos prioridad? ¿En qué orden? ¿Ha variado en función de la edad y de las etapas vitales? ¿Y a los 40? ¿Nuestra vida se parece a la que habíamos soñado? ¿O no tiene nada que ver?



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