Cómo aceptar la pérdida


Por muy anunciada que sea una muerte o una separación, siempre es dolorosa. Lo más normal es hacer una negación: no la aceptamos. Necesitaremos un tiempo para aceptar que la persona se ha ido. Y mientras esto no pase, estaremos estancados. La aceptación de los hechos es la primera fase del proceso de duelo.

¿Todas las pérdidas cuestan de aceptar?

  • Hay pérdidas que consideramos “ley de vida”: que se vaya una persona mayor cuesta menos de aceptar.
  • La muerte de una persona, cuanto más joven sea, más injusta la consideramos, y por lo tanto, costará más de aceptar. Las más difíciles, evidentemente, son las de los niños.
  • Una enfermedad larga y dolorosa nos permitirá hacernos a la idea, además de considerar que es un alivio para quien la sufre.
  • Una muerte súbita, inesperada, un accidente, tardará más en digerirse.
  • La más dolorosa de todas, es el suicidio, por toda la connotación de incomprensión y la carga de culpa que comporta: además de no aceptarla, tampoco la entendemos.

¿Y las separaciones?

  • Muchas veces preveemos el final de una etapa, cuando estamos acabando la formación académica o vemos que una relación de pareja no funciona, por ejemplo, y tenemos tiempo para irnos preparando para el final.
  • Los finales “repentinos” son más difíciles de aceptar. Hay casos extremos, en que la persona se puede pasar años negando la realidad, por ejemplo, en una separación de pareja. La persona se aferra a la fantasía de que “no pasa nada”, o “es un enfriamiento temporal de la relación”.
  • El problema de esta negación es que la persona no avanza, no recibe el presente para seguir adelante con su vida.
  • O ante una muerte, hay personas que se pasan años manteniendo presente a la persona que se ha marchado, hablando imaginariamente con ella, aferrándose a cosas materiales que le recuerdan a esta persona, etc. Esto es normal hacerlo durante un tiempo, pero si se alarga demasiado, la persona no recibe el presente. Es una huída de la realidad.

¿Podemos hacer algo para ayudarnos a aceptar?


  • Cuando la pérdida es previsible y anunciada, podemos ir preparándonos, haciendo la despedida poco a poco e ir pensando en la siguiente etapa: la jubilación, la pérdida del trabajo, o una separación, incluso una muerte. Seguramente necesitaremos un periodo para recuperarnos, pero también iremos poniendo poco a poco ilusión en nuestra nueva situación.
  • Cuando es una pérdida repentina, seguramente el periodo para pasar a la siguiente etapa será más largo, pero podemos hacer una colección de recuerdos de aquello a aquel a quien hemos perdido, escribirle una carta, hacer un diario o un álbum de recuerdos.


NOTA: Si te ha gustado este artículo, compártelo con tus amigos y deja tus comentarios.

Pilar Morey Bulbena
Telf.: 605 52 52 81


No hay comentarios :

Publicar un comentario

Entradas populares