4 etapas en la vida de la pareja (1)


El amor, las relaciones, no son lineales: Desde que dos personas se conocen hasta que llevan 20 años juntas, hay diferentes etapas y niveles de proximidad.

Si tuviéramos esto en cuenta, nos ahorraríamos muchas crisis, que en realidad no lo son: “ya no me quieres como antes”, “has cambiado”… ¡Pues sí! Es normal que la intensidad y la forma de la relación vaya cambiando.

1ª etapa: Enamoramiento. Para enamorarse hay que romper los propios límites para “fusionarse” con el otro. Dura unos pocos meses.
  • Durante esta etapa se dejan un poco de lado los propios gustos y preferencias.
  • Lo más importante es el contacto con la otra persona.
  • Intentamos dar la mejor imagen de nosotros mismos y ponemos afán en buscar los puntos en común con la otra persona.
  • Parece que seamos “almas gemelas”, nos gusta lo mismo, nos ponemos de acuerdo en todo… Es una etapa muy dulce, sin complicaciones, en la que todo fluye.
  • Nos aporta una gran cantidad de endorfinas (hormona de la felicidad) y nos sentimos felices, rebosantes de enregía y positivismo. Hay la sensación de estar “flotando en una nube”.
  • También afecta positivamente a nuestra autoestima, al sentirnos valorados y admirados por la otra persona.
A todo el mundo le gustaría quedarse eternamente en esta etapa, pero si fuese así no podríamos funcionar como individuos, no tendríamos disponibles nuestras capacidades al 100%.

Nuestra energía está centrada en la relación y en el otro. Tampoco vemos al otro de forma objetiva, se realzan las semejanzas y se minimizan las diferencias y los defectos.

2ª etapa: Fase simbiótica. Se caracteriza por una dependencia mutua. Inevitablemente, debe evolucionar para que la relación madure.
  • Los planes se hacen contando con el otro, pensando en el otro.
  • Nos adaptamos a la vida y necesidades de la pareja.
  • Si esta etapa dura demasiado, la relación no progresa y las dos personas no pueden hacer nada sin el otro.
  • Es necesario, en algún momento, empezar a diferenciarse.
  • Puede haber una lucha de “ni contigo ni sin ti”.
  • Puede ser que uno de los dos sea más dependiente que el otro y entonces sufren los dos, uno por sentirse “abandonado” y el otro por sentirse “atado”.

En el próximo artículo seguiremos avanzando en esta necesaria evolución de la pareja.



NOTA: Si te ha gustado este artículo, compártelo con tus amigos y deja tus comentarios.

Pilar Morey Bulbena
Telf.: 605 52 52 81

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Entradas populares