Cuando emprendo un proyecto: Cambiar el chip



Nuestra forma de pensar, optimista o pesimista, tiene que ver con nuestros éxitos y fracasos. Veamos algunas causas que influyen en los resultados de aquello que nos proponemos:

1. Exceso de proyectos: La consecuencia inminente es la dispersión de nuestra energía. ¿Tiendes a aburrirte o, al contrario, no tiene bastantes horas el día para hacer todo lo que quisieras?
Hay personas que llenan su tiempo, sus horas con una lista inacabable de actividades, compromisos, obligaciones y distracciones hasta el punto de estresarse. Hay un refrán conocido que dice: “quien mucho abarca, poco aprieta”.
Un proyecto importante necesita tiempo, energía y dedicación. Si nos ocupamos de actividades múltiples, dispersamos nuestra energía. Para alcanzar un reto, debemos renunciar a algunas cosas y concentrarnos en aquello que queremos.

2. Una causa del fracaso en nuestros proyectos radica en poner esperanza excesiva en el apoyo de los demás. Cuanto más esperamos de los otros, menos estamos confiando en nuestra propia capacidad. Tenemos que luchar por lo que queremos. Podemos pedir ayuda a los demás para cosas puntuales, pero nuestro proyecto es nuestro. Debemos creer en nosotros mismos.

3. Hay dos males endémicos en nuestra sociedad actual: la depresión y la ansiedad. En términos generales (aunque es más complejo), el depresivo se centra en el pasado, vive de recuerdos más que de proyectos. Las personas ansiosas, centran su energía en el futuro, en qué pasará. Quieren anticiparse a los acontecimientos para tenerlo todo bajo control. Para conseguir un objetivo, tenemos que tomar el pasado como un aprendizaje y poner en el punto de mira nuestro objetivo, pero es aquí y ahora donde debemos actuar para conseguir nuestro objetivo: en el momento presente.

Empieza a cambiar el chip

El pensamiento es una semilla: los pensamientos negativos, agotan, hacen infeliz, aíslan, anulan la motivación, contrarrestan la alegría y la energía, restan posibilidades, afectan a los que me rodean, quitan la ilusión, me dan una visión negativa de las cosas...
Algunos pensamientos negativos: “mi vida es un desastre”, “nada me sale bien”, “es inútil esforzarme”, “todo saldrá mal”... Incluso cuando las cosas van bien, la persona negativa las transforma e infravalora: “esta racha durará poco”, “la felicidad no es para siempre”, “seguro que al final todo se tuerce”...

Empieza hoy mismo a transformar los pensamientos negativos en positivos: “todo saldrá bien”, “lo puedo conseguir”, “tendré suerte”, “tengo que confiar”... Incluso cuando las cosas se tuercen, la persona positiva pensará: “hay que buscar la parte positiva de todo esto”, “la próxima vez saldrá bien”, “hay que seguir adelante”, “saldré de esta”...

Los pensamientos positivos nos dan energía, nos ayudan a ilusionarnos, nos motivan, nos hacen felices y también contagiamos a la gente que nos rodea.




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