Cuando una relación se acaba (2)



Tomar la decisión de decir adiós a la pareja no es fácil.

¿Qué hace que no nos separemos?

  • Cualquier ruptura comporta tristeza y dolor.
  • Nos enfrenta a un cambio de vida, donde tendremos que aprender a valernos de nuestros propios recursos, tanto económicos como en el día a día.
  • Tendremos que aprender a llenar nuestro tiempo y los espacios vacíos que quedan en nuestros días, a aceptar que la situación anterior ya no volverá. Hay un antes y un después.
  • Hay la sensación de lanzarse a un abismo, al vacío.


También hay otros motivos que retardan la decisión de separarse:

  • Uno de los motivos más frecuentes es pensar que “ya pasará”, que es una crisis temporal y se solucionará sola.
  • También es frecuente atribuir el malestar de la pareja a las causas externas: económicas, estrés por el trabajo, los hijos, los padres…

Conviene tener en cuenta que los problemas, sean cuales sean, si no se afrontan, no acostumbran a resolverse por sí mismos: al contrario, tienden a cronificarse y agravarse. Sólo estamos ganando tiempo, quizás porque no tenemos fuerzas o valor para afrontarlo.

Por otro lado, los problemas económicos, laborales o de los hijos, siempre están ahí, y la relación debería funcionar, independientemente de los problemas que haya: la comunicación, la confianza, la sinceridad, las relaciones sexuales, etc. tienen que seguir funcionando, a pesar de lo que pase alrededor.

De hecho, las circunstancias adversas deberían servir para fortalecer el vínculo de la pareja. Pero no siempre es así. Las situaciones dificiles, como el paro, una enfermedad, etc. ponen a prueba a la pareja. Es raro que no se resienta la relación.


¿Qué se puede hacer para salvar la relación?
  • Cuando hablamos de “salvar la relación”, seguramente hemos tardado demasiado en afrontarlo. Hay un punto de inflexión donde uno de los dos no quiere hacer marcha atrás, se ha cansado de la situación.
  • Antes de llegar a este extremo hay que buscar una aproximación.
  • Buscar el espacio idóneo; un viaje, una escapada solos, lejos de los factores externos que interfieren en la relación.
  • Una vez alejados y en un ambiente tranquilo, es el momento de hablar claro, de qué cosas no funcionan. Pero para ello, los dos tienen que querer.
  • Hay que escuchar las demandas de nuestra pareja.
  • Si queremos que la relación cambie, tendremos que cambiar algunas cosas de nuestra forma de actuar.
  • No podemos cambiar a la otra persona. Pero sí podemos cambiar nosotros y explicar cómo nos sentimos.
  • En esta fase puede ir bien la mediación de un profesional.



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