Desconectar


Estos días mucha gente se marcha de vacaciones. Marcharse, romper la rutina, cambiar de paisaje… desconectar.
Dentro de los diferentes tipos de personalidad, hay quien necesita más la socialización, el contacto con los demás, y hay quien está más a gusto aislado. Las dos cosas son necesarias. Tenemos que saber encontrar nuestro equilibrio: ni estar siempre acompañados, ni siempre solos. Las dos experiencias nos enriquecen y nos aportan energías necesarias.
Cuando estamos en contacto con los demás, se genera comunicación, verbal y no verbal, hay unos estímulos y mensajes que damos y recibimos. Necesitamos a las otras personas, somos seres sociales. Buscamos el reconocimiento, el afecto, la aprobación de los demás. Intercambiamos caricias físicas, verbales, gestuales.
Pero tambíén necesitamos estar solos: la soledad positiva es un “estar con nosotros mismos”. Es tiempo para nosotros, para pensar, para reflexionar y tomar decisiones, o simplemente para descansar. Cuando tomamos distancia de los demás, vemos las cosas con más prespectiva, podemos razonar y decidir por nosotros mismos.

Hay personas que para tomar decisiones necesitan consultar con todo el mundo y, sobre todo, la aprobación de los demás. Si bien puede ser positivo pedir opiniones y consejos, las conclusiones, las decisiones, deben ser personales. Y sólo tomándonos un tiempo para estar solos, sólo tomando distancia y desconectando, generaremos decisiones propias.

El Camino de Santiago, tan de moda hoy en día, se recomienda hacerlo solo. Tiene un gran efecto terapéutico, y es precisamente por este “estar solo”, tantas y tantas horas de caminar, de ver el mismo paisaje y tener la opción de no hablar con nadie, es este estado de soledad elegida el que genera decisiones, conclusiones, ideas nuevas, renovación. Después, hay ratos de contacto, de conocimiento de personas nuevas, neutrales, a quienes podremos explicar nuestras conclusiones, sin que estén contaminados por toda la información y el conocimiento que tienen de nosotros, ni por el vínculo afectivo. Yo recomiendo hacer el Camino, a todo el mundo, pero especialmente a aquellas personas que están haciendo un proceso de cambio en su vida.

RENOVACIÓN ENERGÉTICA

Podernos alejar de las tareas cotidianas, romper la rutina, hacer otras cosas, variar nuestro horario, dejar el reloj en el cajón y apagar el móvil. La ruptura con la rutina, cuando es elegida, cuando buscamos una alternativa de ocio, nos genera bienestar. Nuestro cerebro descansa. Es muy importante tomarse unos días de ruptura con lo cotidiano. Aunque no nos vayamos de casa, permitirnos romper los horarios, los ritmos, improvisar, salir a pasear, hacer cosas diferentes.

No sólo descansará nuestro cuerpo, también lo hará nuestro cerebro. Y cargaremos las pilas, renovaremos nuestra energía. Igual que hacemos descansos cuando estamos trabajando, o en clase, una vez al año o más a ser posible, conviene desconectar de todo para dejar descansar nuestro cuerpo y nuestra mente. Dejemos también que nuestros hijos dejen los libros en la estantería por unos días, aunque tengan exámenes en septiembre: los beneficions de la desconexión se notarán cuando retomen los estudios con energía renovada.

¡Feliz desconexión!


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Telf.: 605 52 52 81

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